Solo por la modestia, la amabilidad y las sonrisas que califican las oficinas de Médicos Sin Fronteras en Madrid le debo mi humilde reconocimiento y la confianza a esta ONG. ¿Y su presidenta?
Qué magnífico encuentro. Parece en cierta medida una mujer de anuncio: guapa, preparada, luchadora, viajera, con una pareja que se encarga de las niñas, madura, divertida. Un montón de calificativos que la harían la candidata ideal para un premio femenino que renombrara a quien lo diera (eso pasa con esos premios, los dan para eso, sino, no los darían).
Pero no: ella no está aquí para anunciarse, ni quiere premios, está aquí sino para hacer del mundo un lugar mejor.
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