Era mujer. Era directora de orquesta. Era vasca no nacionalista. ¡A por ella!
Gracias de nuevo a la redactora jefa, Ainara, a su falta de prejuicios y a su confianza en mí, conseguí llevar adelante esta entrevista.
Con Inma paseamos por los paisajes bucólicos de su pueblo, nos habló de su amor por la música, nos quiso convencer que su condición de mujer no debía imponerse a sus palabras. Nos mostró la soledad tremenda en la que vive como creadora y como viajera con batuta en el mundo tremendamente masculino de las plateas. Su evidente fragilidad externa se cimenta en la fortaleza de su pensamiento que le lleva al extremo de proclamar sin engaños su sensibilidad incomprendida en las geografías que son, a pesar de todo, su refugio.
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