Mi entrevista más querida

Mi entrevista más querida
Vicente y Ana Ferrer hablando conmigo

Isel Rivero . Funcionaria de la ONU





Quedamos en el Palace para tomar el té a las 10 de la mañana. En el vestíbulo circular que hace de cafetería sólo había hombres -varones- imagino que hablando de negocios. Isel y yo éramos las dos únicas mujeres en toda la sala. Me daba pena la imagen tanto como su reverso: la que se da a la hora del té convencional, femenina y ociosa. Adjetivos ausentes en Isel Rivero, que aquella mañana me enseñó muchas cosas. La primera que aprendí es que existe un té destinado a las personas que aspirábamos a que el té nos gustara pero no lo habíamos logrado.

Degustando mi particular descubrimiento, escuché lecciones de feminismo exquisito, razonado y sincero. Cuando la conocí estaba en el ocaso de su actividad, no por vejez o incapacidad, sino, como todo lo que había hecho en su vida, por decisión propia. A Isel le he perdido de vista y lo lamento porque su discurso está cargado de sabiduría y es tremendamente original. Al menos tengo este pequeño fragmento de un pensamiento que sigue siendo muy necesario.

Esta conversación es uno de esos lujos de los que una disfruta en exclusiva de las ventajas de este oficio.

Entrevista con Isel Rivero

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